Uso de cookies

En las páginas web de la Universidad Carlos III de Madrid utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Al continuar con la navegación, entendemos que se acepta nuestra política de cookies. "Normas de uso"

Laudatio de Luis Corchón

Laudatio de Luis Corchón

Discurso Laudatio. 16 de Febrero de 2018

Eric Stark Maskin nació en Nueva York el 12 de Diciembre de 1950 en una familia de intenso interés por la música (su madre fue pianista y su padre, médico, tocaba el violÌn). Creció en Alpine, un pequeño pueblo en las orillas del rio Hudson justo enfrente de Yonkers.

Se graduó en la universidad de Harvard con especialidad en matemáticas y más tarde obtuvo un doctorado en matemáticas aplicadas (esencialmente, economÌa matemática) bajo la dirección de Kenneth Arrow (premio Nobel de economía 1972). AllÌ compartió aula con otros destacados economistas como Roger Myerson (con quien compartió el premio Nobel en 2007) y el malogrado Jean Jacques La§ont. Ha sido visitante asiduo de la universidad de Cambridge donde interaccionó con Frank Hahn y Partha Dasgupta, ambos profesores míos en la LSE y a los que debo una buena parte de mi formación.

Más tarde dió clases en el MIT donde compartió frecuentes comidas con Paul Samuelson, Robert Solow y Franco Modigliani (todos ellos premios Nobel). Posteriormente fue catedrático en Harvard, en el Instituto de Estudios Avanzados en Princeton (en donde vivió en la casa que perteneció a Albert Einstein) y en Harvard otra vez.

Es difícil resumir en un corto espacio de tiempo las contribuciones del profesor Maskin. Por una parte, ha dirigido las tesis de un extraordinario grupo de economistas (que incluyen al premio Nobel en 2014 Jean Tirole). Por otra, ha expandido las herramientas analíticas que nos dio la mente maravillosa de John Nash a situaciones dinámicas, de información incompleta y donde hay discontinuidades. Pero en esta Laudatio quiero centrarme en su mayor contribución a la teoría del diseño de mecanismos que es la que le llevó a la consecución del premio Nobel. La llamada "controversia del socialismo" se libró entre economistas de diversas nacionalidades y actitudes polÌticas entre 1880 y 1930.

En un principio, la crítica contra un sistema socialista se centraba en la imposibilidad de calcular los intercambios Óptimos. Pero pronto se vio que un sistema socialista puede "duplicar" la realización de un sistema de mercado y además controlar mejor la distribución de los recursos iniciales (tierra, acciones....). La crítica al socialismo tomó entonces otros derroteros insistiendo en la falta de incentivos de los managers para minimizar costes y para producir las cantidades socialmente Óptimas.

Por otra parte Paul Samuelson (1954) había insistido en la dificultad de crear un sistema de asignación eficiente de bienes públicos que fuera compatible con los incentivos de los individuos a ser honestos.

Posteriormente, Leonid Hurwicz (1972) (quien compartió el premio Nobel con Myerson y Maskin) probó que esa incompatibilidad era un rasgo común de cualquier mecanismo de asignación de bienes privados o públicos. Parecía que nos hallábamos ante una dificultad insuperable para tal compatibilización, pero no era tal.

En "Nash equilibrium and Welfare Optimality" el profesor Maskin introdujo la posibilidad de que los individuos se controlen unos a otros a través de mensajes sobre las características de sus vecinos. Y nos dio unas elegantes condiciones entre las que destaca la "Monotonicidad de Maskin" para la consecución de objetivos sociales cuando los agentes se comportan de manera egoísta (esto es, en el peor escenario posible). Además presentó un mecanismo general (el "mecanismo de Maskin") que, bajo los supuestos anteriores, nos permite compatibilizar los incentivos individuales y los objetivos sociales cualesquiera que sean estos.

Esta construcción fue ampliada a entornos con varias etapas y con información incompleta demostrando su versatilidad y su potencial. Debo decir que una versión preliminar de estos resultados se presentó en un seminario en la LSE al que yo atendí y del que, honestamente, no recuerdo haber entendido nada.... Mi único recuerdo de este evento es la voz tonante de Frank Hahn al Önal del seminario "Eric, la presentación se tiene que mejorar un 100%". La teoría del diseño de mecanismos está en su infancia, pero aun así ha producido importantes aplicaciones: a las subastas como las del espectro radioeléctrico (que en Alemania lograron para las arcas del estado 50.000 millones de euros), a la teoría del emparejamiento, que ha diseñado mecanismos eficientes para el trasplante de órganos y la asignación de estudiantes a colegios, al diseño de mecanismos contra la polución, al reparto de comida para los pobres y, últimamente, se está pensando su aplicación al diseño de criptomonedas.

No quiero terminar estas palabras sin contar una anécdota que ilustra el carácter del profesor Maskin. Uno de mis estudiantes de doctorado, Carlos González-Pimienta, estaba presentando un trabajo en un congreso cuando un miembro de la audiencia le hizo una sugerencia. Sin mirar quien la hacía, Carlos la rechazó en términos un poco cortantes, según me dijo más tarde, para tratar de acallar lo que percibía como una crítica a su trabajo. Para su sorpresa, el sugeridor siguió argumentando muy tranquilamente su propuesta. Carlos, un poco sorprendido, miraba las caras de absoluta incredulidad de las personas que estaban en la primera fila por lo que se acercó hacia su interlocutor, que llevaba un identificador con el nombre de ERIC S. MASKIN. Rápidamente contestó con un "Ah sí, ahora lo entiendo". Cuando accedió su correo electrónico encontró un mail del profesor Maskin felicitándole por su trabajo y sugiriéndole varias maneras de mejorarlo.

Posteriormente, el profesor Maskin vino a Madrid para participar en el tribunal que juzgó la tesis de Carlos. Las secretarias de mi departamento me preguntaron quién era "ese señor tan modesto y educado" y les dije "ese señor un día, será premio Nobel". Lo que demuestra, señoras y señores, que los economistas también podemos hacer (de vez en cuando) alguna predicción acertada.