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Eric Maskin

Discurso de Doctor Honoris Causa Eric Maskin en la Universidad Carlos III de Madrid

16 de febrero de 2018

Me siento afortunado y privilegiado por recibir un Doctor Honoris Causa de la Universidad Carlos III de Madrid. Muchas gracias por este gran honor.
Me gustaría aprovechar esta oportunidad para hablarles un poco de aquello a lo que he dedicado gran parte de mi carrera: el diseño de mecanismos. Dicho brevemente, el diseño de mecanismos es el componente de ingeniería de la teoría económica. La mayor parte del tiempo, en economía, observamos las instituciones económicas existentes y o bien tratamos de predecir los efectos que se van a producir o analizamos los acontecidos en el pasado tratando de entender por qué ocurrieron. Esta es la llamada parte positiva o predictiva de la teoría económica. Pero en lo que yo personalmente estoy más interesado – y en lo que el diseño de mecanismos se concentra- es justo en lo contrario: nosotros empezamos por los resultados. Es decir, nosotros identificamos primero qué resultados u objetivos queremos alcanzar, y a partir de ahí trabajamos hacía atrás y nos preguntamos qué instituciones, mecanismos o procedimientos podrían diseñarse para alcanzar aquellos objetivos. Esta es la parte normativa o prescriptiva de la economía. Es una pequeña parte de la economía, pero es la parte que más me gusta.

Todo esto es bastante abstracto, seamos más concretos. Veamos un ejemplo que podría resultarles familiar por la experiencia en su propio hogar. Imaginemos a un padre -o una madre- que tiene un pastel que quiere repartir entre sus dos niños. De forma que ambos, Alice y Bob, estén satisfechos con la parte que a cada uno de ellos les corresponda. Esto significa que Bob debería pensar que él tiene por lo menos la mitad y Alice debería pensar que ella tiene por lo menos la mitad. Si la madre alcanza este objetivo, entonces podríamos decir que ha logrado un reparto justo.
Bien, ¿cómo actúa la madre? Si ella sabe que los niños ven qué hace con el pastel, la solución es muy sencilla. Toma un cuchillo y corta el pastel equitativamente ante su vista y entrega un pedazo a cada niño. Esto es así porque damos por hecho que los niños ven el pastel de la misma manera, cada uno de ellos entiende que tiene la mitad, y así termina la historia.

Pero, ¿qué pasa si ven el pastel de forma diferente que su madre? De hecho, esto es, inevitablemente, lo que va a pasar en la realidad. La madre podría pensar que lo ha dividido en partes exactamente iguales, pero Bob probablemente piense que su parte es menor que la de Alice.  El problema es que la madre por sí misma no tiene información suficiente para realizar un reparto justo. Ella no sabe qué reparto es el justo porque no sabe cómo ven los niños el pastel. Luego, aquí va la pregunta del diseño de mecanismos: ¿Hay una forma indirecta de actuar que genere un reparto justo, incluso si la madre desconoce lo que es justo? Esto nos lleva a una vieja pregunta. De hecho, en puridad, esta pregunta fue tratada en la Biblia por Lot y Abraham cuando estaban tratando de dividir equitativamente las tierras de pastoreo entre ellos – es la misma pregunta sobre reparto justo. Luego, la pregunta vuelve después de al menos un par de miles de años, y como es habitual en la Biblia no solo plantea la pregunta sino que le da respuesta. Esta es la solución de la Biblia:

La madre debería pedir a uno de los niños (pongamos, Bob) que divida el pastel y decirle a la otra (Alice) qué parte quiere para ella. Muy sencillo. ¿Por qué funciona esto? Pues funciona porque incentiva a Bob para cortar el pastel de forma equitativa. Esta es la palabra fundamental en el diseño de mecanismos: incentivar. Cuando Bob está cortando el pastel, tiene una poderosa razón para dividirlo de modo que a sus ojos las partes sean iguales. ¿Por qué? Porque si una de ellas es mayor sabe que Alice va a cogerla. Luego, el tratará de cortar el pastel de manera que cualquier trozo que coja Alicia, él quedará satisfecho con el otro. Por tanto, Bob estará encantado. Y Alicia estará satisfecha porque elegirá el trozo que prefiera. Por consiguiente, el procedimiento para la división y la elección -el mecanismo que ya viene de la Biblia- resuelve el problema de la madre.
Hasta ahora, cortar un pastel es un problema relativamente sencillo, pero suficientemente expresivo para mostrar alguna de las características principales del diseño de mecanismos. Primero, el problema surge porque quien diseña el mecanismo (la madre, en nuestro ejemplo) carece de suficiente información para saber cuál es el mejor resultado (qué resultado es justo, es este caso), luego, debe proceder por medio de un mecanismo.

En efecto, el mecanismo (el procedimiento de dividir y elegir, en este caso), impele a los participantes -a través de sus acciones- a generar la información necesaria para identificar el resultado óptimo. Pero hay una complicación: a los participantes (Alicia y Bob) podría no importarles el objetivo de la madre – ella quiere obtener un reparto justo, pero Alice y Bob quieren más pastel. Por lo tanto, el mecanismo debe tener en cuenta que sus objetivos no son los mismos que el de la madre. Para usar el término del diseño de mecanismos, el mecanismo debe ser de incentivo compatible, compatible con los objetivos de Alice y Bob.

Cortar un pastel no es probablemente el problema más importante del mundo. Pero, desde luego, el diseño de mecanismos puede ser utilizado para resolver algunos de los problemas más importantes. Es un problema de diseño de mecanismos global. Los científicos están de acuerdo en que no solo se están elevando las temperaturas, sino que los humanos somos los responsables emitiendo gases invernadero, como el dióxido de carbono, a la atmósfera. La solución obvia para detener el cambio climático es reducir la emisión de esos gases.

Pero hay un conflicto entre el objetivo global (con el que podemos estar de acuerdo) y los objetivos particulares de los países del mundo. Los países quieren asegurar que sus economías prosperen, pero, desgraciadamente, reducir las emisiones invernadero es costoso económicamente: requiere el desarrollo de nuevas tecnologías, o suprimir viejas fábricas, o reducir la producción, todo lo cual es caro. En consecuencia, cada país querría que los demás redujesen sus emisiones, pero preferirían no hacerlo ellos mismos.

¿Cómo resolver este conflicto de objetivos? Por medio de un acuerdo internacional mediante el cual los países se comprometan a reducir las emisiones si los demás también lo hacen. Pero diseñar un acuerdo internacional sobre emisiones de gas invernadero es un problema de diseño de mecanismos – cómo podemos diseñar un acuerdo para lograr una satisfactoria reducción de gases que al mismo tiempo incentive a los países para firmar y adherirse al mismo. Todavía no tenemos una solución para esto. Pero confío en que la tendremos. Y cuando la tengamos, el diseño de mecanismos tendrá un papel importante en ello. Muchas gracias.