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Madrid, España

18/12/2013

Los mitos fundacionales de la danza no son los mismos que los del teatro. Los relatos en los que se enuncian las cuestiones esenciales que dan forma a esta disciplina hay que buscarlos en la cultura romántica burguesa, decimonónica, capitalista e industrial. Mientras que el teatro puede hundir sus raíces hasta el teatro griego y allí encontrar sus mitos, la danza como fenómeno teatral debe buscar sus orígenes en el proyecto moderno tal y como se definió desde el s.XVIII. El teatro tiene como aliada a la literatura: condensado en el texto, el teatro se ha transmitido y transformado sin interrupción desde la Antigüedad hasta nuestros días.

Sin embargo, la danza debido a su naturaleza efímera, ha dejado muy pocas trazas a lo largo de la historia. Evidentemente, sabemos que el ser humano ha bailado siempre. Pero la danza como la manifestación teatral autónoma que conocemos hoy tiene poco más de dos siglos. La creación de la Académie Royale de Danse en 1661 por el rey Luis XIV de Francia marca el comienzo de un proceso que llevará a la danza a desarrollar un lenguaje autónomo y codificado a partir del análisis y la estilización de ciertas acciones del cuerpo humano. Pero hasta que la burguesía se convierte en la clase hegemónica en las sociedades occidentales, hasta que el dispositivo teatral se transforma con la aplicación de tecnologías industriales como la iluminación de gas, hasta que no tiene lugar la revolución romántica, la danza no cristaliza como hecho teatral independiente.

No hay que olvidar que la aparición del ballet está estrechamente ligada a un hecho técnico y quizás banal: los ambientes fantasmagóricos que producían la luz de gas  son los que permiten que se empiece a imaginar el cuerpo de las bailarinas como algo etéreo, espectral capaz de sostenerse sólo en la punta de sus zapatillas. Prueba de ello es que Giselle, la obra más antigua del repertorio fueestrenada en el Teatro de la Real Academia de Música de París el 28 de junio de 1841, es decir, en plena eclosión del mundo industrial.  

Así, frente a los mitos provenientes de la cultura clásica antigua en los que se funda el teatro, los mitos de la danza teatral hay que buscarlos en el repertorio. En la danza, se entiende por repertorio el conjunto de obras que nunca se han dejado de bailar desde su estreno. A falta de un lenguaje gráfico universal que permita transformar las obras en escritura, la danza se ha transmitido de cuerpo en cuerpo, de maestro a maestro, de escuela en escuela, de compañía en compañía. Pero no existe un registro más allá de la memoria física que se transmite de un cuerpo a otro. Evidentemente, la recientísima generalización del uso de tecnologías audiovisuales ha hecho que la situación cambie y que el carácter efímero de la danza se atenúe. Pero se trata de un fenómeno muy reciente que solo es aplicable al tiempo presente en el que vivimos.

Como decía, podemos pensar que los mitos fundacionales de la danza beben de las fuentes del llamado proyecto moderno y muy en espacial de la cultura romántica, burguesa e industrial. El profesor André Lepecki ha señalado con acierto que “el movimiento”, esa idea en la que la crítica formalista encontró la esencia de la danza (John Martin, 1933), puede ser considerado uno de los principales emblemas de la modernidad (Agotar la danza, 2006). En este sentido, podría ser necesario comenzar acercándonos a los mitos fundacionales de la danza  e indagando precisamente en los relatos que forman parte del repertorio y que son reconocidos  en la actualidad como parte del imaginario colectivo.    

En este sentido Crossing Stages puede ser una oportunidad para iniciar una investigación que, desde la práctica artística, explore las particularidades de los relatos fundacionales de la danza y cómo a partir de esos mitos se desarrollan lenguajes y estructuras de representación específicas.

BREVE APROXIMACIÓN A TRES MITOS FUNDACIONALES DE LA DANZA:

Giselle (1841)

Libreto: Gautier, Saint-Georges. Música: Adolphe Adam. Coreografía: Coralli, Perrot

TEMAS:

-          La resurrección de las vírgenes

-          La redención del príncipe/autoridad

-          La idealización del cuerpo femenino como fantasmagoría

-          La danza como expresión de aquello que une la vida y la muerte

-          La locura y los límites sociales autorizados

-          Literatura: Heinrich Heine, De L’Allemand; Theophile Gautier, La momia.

 

Coppélia (1870)

Libreto: Nuiter, Saint-Leon. Música: Leo Delibes. Coreografía: Saint-Leon

 

TEMAS:

-          Los autómatas

-          El genio/científico capaz de crear cuerpos que por sus movimientos parecen vivos

-          La lucha social

-          Lo siniestro/lo sublime

-          Literatura: Hoffmann, Sandmann; von Kleist, Sobre el teatro de marionetas; Freud, Lo siniestro.

 

El lago de los cisnes (1877)

Libreto: Begittcheff, Geltzer. Música: Tchaikovsky. Coreografía: Reisinger, Petipa

TEMAS:

-          El suicidio por amor

-          La madre alienante y castradora. El padre ausente.

-          El ideal femenino monstruoso

-          Lo masculino como otredad

 

JAIME CONDE-SALAZAR -  Crítico genético de Danza UC3M

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