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Un proyecto de acompañamiento a la escuela a través de las artes escénicas

¿Qué?

Alumnos en clase

El nombre de este proyecto surge de la palabra griega “Skholè” ( ) que significa “ocio, tiempo libre”, y es también la raíz de la palabra latina “schola”, que a su vez ha dado origen a “escuela”. De esta manera, la noción de enseñanza tiene su origen en la idea de ocio, es decir, contemplación, diversión y descanso. Estos tiempos de crisis abren una oportunidad inédita para el sistema educativo, las escuelas, los docentes y las familias: pueden servir para reposicionar el rol central de los vínculos en los aprendizajes, pensando en el bienestar y desarrollo de los estudiantes y entendiendo la escuela en su definición más amplia: no como una prestadora de servicios sino como una comunidad de aprendizaje.

SKOLÉ es una plataforma que acompaña el encuentro de las personas integrantes de una comunidad educativa. El objetivo es posibilitar la generación de una comunidad sana y consciente donde, a través de las herramientas que aportan las artes escénicas, cada individuo pueda desarrollarse en un espacio seguro de libertad donde poder crecer junto a los otros.

Entendemos la vida como escuela y la escuela como escenario donde aprender a gestionar la vida. El teatro es un lugar de encuentro que nos ayuda a observar y comprender el mundo. Es también un lugar donde aprendemos a aprender, a convivir. Por tanto, si conocemos cómo funciona lo escénico, y adquirimos las capacidades que nos proporcionan las artes
podremos afrontar las situaciones cotidianas con una mayor comprensión que nos lleva a mejorar nuestro bienestar.

A nivel práctico, el proyecto se estructura a partir de talleres, laboratorios, espacios de escucha (de manera presencial y online) donde poder desarrollar caminos que proporcionen un mayor conocimiento del individuo y nuevos vínculos dentro de la comunidad, siendo todo ello un impulso hacia la innovación y la obtención de mejores resultados en los procesos educativos.

¿Para qué?

Alumnos abrazados

La mayoría de las comunidades educativas se encuentra en el mismo momento crítico: la dificultad para transitar de un viejo modelo a uno nuevo que llama a las puertas del sistema con tremenda fuerza. Los niños de ahora son distintos, es algo que se escucha en todas partes, desde un sinfín de campos de estudio se está analizando este fenómeno que lo engloba todo porque los niños son el reflejo más puro de la sociedad a la que les ha tocado pertenecer;
sus dificultades son el síntoma más visible de las enfermedades que subyacen en todo el sistema.

Parece que estamos tocando los límites de un modelo que ya no da más de sí, que ya no sostiene ni acompaña las necesidades de niños, padres y maestros. Un modelo en el que la pauta viene dada
desde fuera sin contemplar la esencia del individuo. Necesitamos trazar nuevos caminos para encender la llama de la motivación que está dormida. La motivación nace del centro del ser, es algo íntimo que necesita de cuidado y respeto; para permitir que aflore hay que crear espacios de libertad.

El primer paso para que el niño o adolescente experimente la coherencia es que el adulto también lo haga. Es por ello que consideramos que nuestro proceso de investigación debe ser llevado a cabo con toda la comunidad, no sólo con los niños y jóvenes. Además en una comunidad educativa se encuentran los pilares de una pequeña sociedad, por lo tanto, sanar una comunidad es el primer paso para generar un impacto social de mayor escala.

El hecho escénico es comunidad, sólo puede llevarse a cabo cuando cada individuo utiliza sus dones y talentos únicos pero al mismo tiempo conforma un solo cuerpo con el resto del equipo. El uno y el todo conviven en perfecta armonía. Permite el intercambio de roles entre individuos creando nuevas formas de encuentro y comunicación. Nos conecta con la espontaneidad, el juego y la libertad como ninguna otra cosa.

Es urgente que empecemos a considerar la educación no como una ciencia, sino también como un arte, que los educadores recuperemos el entusiasmo, el sentimiento artístico como motor para contemplar el mundo. Que lo artístico se integre en lo cotidiano como forma de generar un equilibrio necesario para el ser humano que actualmente desarrolla, y especialmente en el sistema educativo, únicamente lo intelectual.

¿Cómo?

Alumnos preparando la sesión

SKOLÉ funciona a través de experiencias de encuentro en distintas líneas que se cruzan.

  • Proceso de investigación con docentes: Trabajamos con docentes y maestros de centros de Educación Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato. Desarrollamos herramientas y metodologías que provienen de las artes escénicas y facilitan la labor del profesor en su día a día aportándole posibilidades de encuentro con lo creativo viéndose a sí mismo como “actor” en el escenario que es el aula. Temporalidad: Un encuentro semanal online o presencial.
  • Acciones transformadoras: A partir del trabajo con los maestros generamos acciones para llevar a los centros donde participan también padres, resto de profesorado del centro y alumnos. Investigamos de manera práctica y teórica sobre programas de intervención directa en las escuelas, para dotar de herramientas creativas a cualquier docente o centro educativo que busque su renovación y mejora. Un ejemplo es el proyecto Susurrantes donde a través de la poesía podemos hacer intervenciones performativas que ayuden a los profesores de Lengua y Literatura a generar algo distinto a partir de autores. Temporalidad: Intervenciones puntuales en los centros con tres sesiones previas preparatorias. (presencial)
  • Acompañamiento a las tutorías: Trabajamos a lo largo de un curso escolar con un tutor y su grupo de alumnos en el horario de tutorías.
  • Temporalidad: Una o dos veces al mes a lo largo del curso escolar (presencial y online)
  • Talleres monográficos para padres y docentes: Talleres intensivos introductorios donde se ofrecerán herramientas y claves sobre cómo aplicar las herramientas teatrales (expresión vocal y corporal, improvisación, presencia, trabajo con escenas…) en la labor docente. Temporalidad: Mínimo tres sesiones de tres horas. (presencial y online)
     

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