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Prof. D. Herbert Danniger

Discurso de investidura como Doctor Honoris Causa del Prof. D. Herbert Danniger

Herbert Danniger en su discurso de investidura como Doctor Honoris Causa en 2016

Día de la Universidad, 29 de enero de 2016.

Excelentísimo y Magnífico Señor Rector, queridos compañeros y amigos:


Es para mí un gran honor recibir la distinción de Doctor Honoris Causa que me concede la Universidad Carlos III de Madrid, una universidad con la que venimos cooperando desde hace muchos años. Pero no es solo el vínculo científico lo que nos une, sino también el vínculo afectivo, pues tengo el placer de poder considerar a mis colegas de la UC3M como amigos.


Por supuesto, la Universidad Carlos III de Madrid y la Universidad Técnica de Viena no han generado los vínculos entre Madrid y Viena, pero sí hay una tradición mucho más larga: aquellos de ustedes que asistieron al Congreso Internacional de Pulvimetalurgia de 2004 en Viena hace 12 años también recordarán el logo que mostraba el escudo de armas austriaco y en él un caballo blanco. Como sabrán, este caballo simboliza la “Escuela española de equitación”, sin duda una de las grandes atracciones de Viena, pero que también nos recuerda los estrechos lazos entre España y Austria durante muchos siglos. Pensemos en el emperador Carlos V, o Carlos I de España, en cuyo imperio nunca se ponía el sol. También podemos observar las galerías de arte, el Museo del Prado de Madrid y el Museo de Historia del Arte de Viena, y apreciaremos el intenso intercambio de bellas artes que emergió gracias a los lazos entre España y Austria. En parte, esto es consecuencia de los numerosos  matrimonios entre parientes de la Casa de los Habsburgo en España y Austria. Pero como sabemos, esto no fue precisamente muy beneficioso para la salud física y mental de su descendencia, dando como resultado que una nueva dinastía empezara a reinar en España, simbolizada por el rey Carlos III, que da el nombre a esta universidad. Por cierto, este también es un mensaje para las universidades: tengan mucho cuidado y eviten la endogamia, el “yo me lo guiso, yo me lo como”, como se suele decir, sino que mantengan un espíritu abierto a los demás. Alberto, aquí presente, es una señal de que se ha evitado la endogamia entre España y Austria, y se han integrado otros colegas de Suecia y Eslovaquia, así como muchos otros países.


En aquellos momentos, los vínculos eran políticos y culturales. Hoy en día, también tenemos vínculos científicos, en particular a través de nuestro interés común: la pulvimetalurgia. Esto se basa, en parte, en el hecho de que tanto España como Austria son extraordinariamente potentes en la industria pulvimetalúrgica, que, a su vez, ha apoyado la investigación académica y la educación en este importante ámbito de la ciencia y tecnología de los materiales. Esto también se aplica a Italia, por lo que era lógico que la Universidad Carlos III, la Universidad de Trento y la Universidad Técnica de Viena se unieran en este tema. El vínculo fue inicialmente el proyecto de la Cátedra Höganäs, iniciada por el profesor Torralba, pero entretanto, ha habido otras actividades en común, lo cual es natural, ya que somos muy conscientes de lo que cada uno de nosotros hace y confiamos los unos en los otros, lo cual es también esencial en la Ciencia.


Sin embargo, hay otros aspectos que nos unen: uno de ellos es que, en verdad, somos capaces de reconocer tendencias a largo plazo, y no nos agrada simplemente seguir las modas. Como saben, la ciencia también tiene sus modas, y hay muchas instituciones e investigadores que siguen cada nueva moda pasajera que surge, “subirse al carro”, como suele decirse, lo que de forma frecuente tiene como consecuencia que se trabaje en cada tema solo por un tiempo limitado y después se pase al siguiente. Sin embargo, esta es una buena receta para mantenerse en una tercera categoría en todos los casos, ya que, como sabemos, llegar a estar en primera clase en un ámbito determinado de la ciencia conlleva muchos años de duro trabajo.


También, obviamente, se ejerce una gran presión entre los científicos para que sigan las tendencias de la moda, puesto que muchos organismos financiadores tienden a hacer lo mismo. En mi opinión, esta es una política que entraña bastantes riesgos, en particular en la investigación elemental, ya que nadie sabe qué resultados y conocimientos se requerirán dentro de 20 años. Recuerdo al profesor Werner Schatt de la Universidad Técnica de Dresde, quien solía decir: “la idea de que la investigación elemental se pueda planificar es un error” (incluso llegó a utilizar la palabra alemana “Irrlehre” que significa “herejía”).


Por otra parte, como científico hoy en día, uno debe ir donde esté el dinero, en particular, si se lleva a cabo trabajo experimental. En nuestro caso, los grupos de pulvimetalurgia  en la Universidad Carlos III de Madrid, la Universidad de Trento y la Universidad Técnica de Viena tienen la gran ventaja de que siempre hemos contado con un elevado número de proyectos financiados por la industria. Esto implica que no dependemos únicamente de organismos de financiación públicos y sus modas. También, por supuesto, trabajar para la industria es duro. Comparado, por ejemplo, con proyectos de la Unión Europea, las propuestas pueden llegar a ser mucho más reducidas y más concisas, y la posibilidad de obtener un proyecto suele ser mayor, pero tan pronto y cuando se ha concedido el proyecto, se han de presentar resultados cada poco tiempo, y el control de calidad es mucho más férreo que en los proyectos financiados con dinero público. Con proyectos de la industria, las responsabilidades no finalizan una vez que se ha concedido el proyecto, sino que son solamente el comienzo. Creo que esto también es una característica que nos une: el deseo de trabajar con la industria y para la industria  – y, por tanto, a largo plazo, para el consumidor – y la pericia para saber hacerlo.


Es para mí un gran honor que se me otorgue el título honorífico Doctor Honoris Causa de la Universidad Carlos III de Madrid. Le estoy sumamente agradecido al Excelentísimo y Magnífico Señor Rector y a las Ilustrísimas autoridades universitarias; también a aquellos colegas que han apoyado esta distinción, en particular al profesor José Manuel Torralba, y, por supuesto, a mi “madre académica” o “madrina”, Mónica Campos Gómez. Sin embargo, también quiero expresar mi gratitud a todos los compañeros de trabajo y a las generaciones de estudiantes de doctorado y de grado, en particular a aquellos que han sido parte integrante de los proyectos comunes con la Universidad Carlos III de Madrid. Le doy las gracias a los compañeros fundadores de la UC3M y la Universidad de Trento por su apoyo y su cooperación y también por su amistad. Comenzamos como compañeros, ¡pero ahora somos amigos!


Gracias