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El cerebro experimenta cambios adaptativos durante el embarazo

La investigación, en la que participan profesores de la UC3M, ha sido publicada en Nature Neuroscience.

21/12/16

Un estudio en el que participan investigadores de la UC3M, del Hospital Gregorio Marañón y que está dirigido por la UAB y el IMIM muestra por primera vez cómo la maternidad provoca cambios en la estructura del cerebro, probablemente dirigidos a mejorar la capacidad de la madre para proteger y relacionarse con el bebé. La investigación se ha publicado en Nature Neuroscience.

El cerebro de la mujer se transforma tras el embarazo

Áreas del cerebro con cambios morfológicos después del embarazo.

El embarazo implica cambios hormonales radicales y adaptaciones biológicas, pero los efectos en el cerebro son todavía desconocidos. Por primera vez, un equipo de investigadores ha llevado a cabo un estudio que compara la estructura del cerebro de las mujeres antes y después de su primer embarazo. La investigación es la primera en mostrar que el embarazo implica cambios que se mantienen a largo plazo -al menos hasta dos años después del parto- en la morfología del cerebro de la madre.

Mediante el análisis de imágenes de resonancia magnética, los científicos han observado cómo en las mujeres que han vivido su primer embarazo se producen cambios en regiones implicadas en las relaciones sociales. Parte de estas regiones se activan cuando la mujer observa la imagen de su bebé, por lo que "probablemente los cambios corresponden a una especialización del cerebro para encarar los retos que supone la maternidad", postula el investigador de la UAB y de la IMIM y director del grupo que ha llevado a cabo el estudio, Òscar Vilarroya.

Los resultados de la investigación han mostrado cambios en la línea media cortical anterior y posterior, así como en secciones específicas de la corteza prefrontal y temporal en las mujeres embarazadas. Estas zonas forman un mapa que coincide, en gran medida, con una red que los neurocientíficos asocian con los procesos implicados en las relaciones sociales.

El estudio, dirigido por investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y del Institut Hospital del Mar d'Investigacions Mèdiques (IMIM) con la colaboración del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Gregorio Marañón y la Universidad de Leiden (Países Bajos), ha permitido determinar si una mujer de la muestra había estado o no embarazada en función de los cambios en el volumen de estas áreas del cerebro e, incluso, predecir el grado de vínculo con el bebé después del parto según habían sido estos cambios.

Éstos se producen en todas las mujeres embarazadas estudiadas y son exclusivos de ellas, lo que indica que probablemente están asociados a procesos biológicos del embarazo, y no a cambios relacionados con el nacimiento del bebé que también pueden experimentar los padres.

"Creemos que la reducción se debe a un proceso similar a la poda sináptica que tiene lugar durante la adolescencia, donde se eliminan las sinapsis débiles para favorecer un procesamiento mental más maduro y eficiente", explica una de las líderes de la investigación, Susanna Carmona, responsable de la sección de neuroimagen del Laboratorio de Imagen Médica, constituido por investigadores del departamento de Bioingeniería e Ingeniería Aeroespacial de la UC3M y del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Gregorio Marañón.

El estudio ha tenido en cuenta las variaciones, tanto en mujeres que habían seguido tratamientos de fertilidad como en mujeres que habían quedado embarazadas de forma natural, siendo prácticamente idénticas para los dos grupos.

Los investigadores no han encontrado que el embarazo provoque ningún cambio ni en memoria ni en otras funciones cerebrales en las mujeres estudiadas, por lo que concluyen que  "los resultados apuntan a que esta plasticidad cerebral inherente al embarazo tiene un fin evolutivo destinado a que la madre infiera eficientemente las necesidades de su bebé", comenta Erika Barba-Müller, primera autora del artículo junto con Elseline Hoekzema. Se trataría de una reestructuración del cerebro con fines adaptativos, para incrementar la sensibilidad de la madre para detectar, por ejemplo, rostros amenazantes o para reconocer más fácilmente el estado emocional de su bebé.

La investigación, publicada en Nature Neuroscience, ha sido dirigida por la investigadora Susanna Carmona (perteneciente a la UAB en el momento de la investigación, ahora también de la UC3M, el IiSGM y adscrita al Centro de investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM)), y co-dirigida por Oscar Vilarroya, director de la Unidad de Investigación en Neurociencia Cognitiva en el departamento de Psiquiatría y Medicina Legal de la UAB, y coordinador del grupo de investigación en Neuroimagen y Trastornos Mentales del IMIM.  Elseline Hoekzema (investigadora de la UAB en el momento de la investigación, actualmente en la Universidad de Leiden) y Erika Barba-Müller (UAB) son las primeras firmantes del artículo. También han colaborado Cristina Pozzobon, Florencio Lucca y Agustín Ballesteros (Instituto Valenciano de Infertilidad, IVI); Marisol Picado (Hospital Clínico); Eveline A. Crone (Universidad de Leiden); David García-García y Manuel Desco (Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón y Universidad Carlos III de Madrid); Juan Carlos Soliva y Adolf Tobeña (UAB).